REVISTA DE POR ACÁ

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viernes, 19 de diciembre de 2008

Y las salas permanecen vacías




Publicado en el semanario Sietedías, No. 77, 2 de agosto de 1998.


Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar


Su oferta se ha incrementado y diversificado en los últimos años, pero el cine internacional, no hollywoodense, sigue siendo un atractivo solo para un pequeño sector del público.

Y esto lo sufrieron en carne propia las jóvenes que de manera particular realizaron el proyecto de Arte Cinexcepciones, quienes ante la falta de respuesta de la comunidad optaron por dejarlo en manos de una institución que pudiera hacer frente a los gastos.

A partir de septiembre, la universidad dará continuidad al esfuerzo de Verónica del Valle Loredo y María Dolores Briceño Vázquez, ofreciendo a los mexicalenses cine de calidad en las salas comerciales. Entretanto, sus propios espacios de difusión, el cineclub y el videocine, adolecen de una falta de atención presupuestaria y a la par del desdén de la comunidad estudiantil.

Por si esto fuera poco, el Instituto de Cultura tomó como pretexto los ciclos de los martes en Cinépolis para suspender el videoclub que desde 1990 había mantenido. Pero, a cambio, ofrece en estos días una nueva muestra de cine internacional, la segunda en el año.

Y mientras las instituciones actúan de manera contradictoria, curiosamente es la iniciativa privada –Organización Ramírez, en este caso– la que no disminuye su interés en que los mexicalenses disfruten de películas de calidad.

Entre un público mayoritario que se regodea con Godzilla e instituciones que aún no definen sus políticas culturales, se encuentra el todavía reducido –pero en crecimiento– grupo de cinéfilos de la localidad, el cual se mantiene a la expectativa de que se les atienda en sus inquietudes.


Lo más interesante

"Ya no somos tan poquitos", dice el dibujante y cinéfilo Fernando García Rivas –autor de la columna "Linterna Mágica" que se publica en el diario La Crónica–, pues aunque son pocas las personas que buscan algo diferente a la cartelera comercial, cada vez su número aumenta.

Coincide con otros cinéfilos entrevistados, en que un papel importante en este incremento de espectadores frente a la pantalla grande se debe al esfuerzo particular de las jóvenes Del Valle Loredo y Briceño Vázquez. "Arte Cinexcepciones vino a hacer más frecuente la oferta (de cine internacional); pasaban películas recientes que formaban parte de otras muestras, distintas de la que organiza la Cineteca".

Los estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación, de la UABC, son un sector amplio de ese grupo de cinéfilos que se ha incorporado recientemente, menciona García Rivas. Y recuerda cuando en el ciclo de los martes se exhibió la película Claroscuro, de Scott Hicks, que fueron necesarias dos salas para atender a tal cantidad de público asistente.

"Los boletos se vendieron como pan caliente en la escuela (la Facultad de Ciencias Humanas)".

Otro cinéfilo, el escritor Gabriel Trujillo Muñoz –autor del libro Imágenes de plata. El cine en Baja California–, considera como lo más interesante de lo que se ha hecho en cuanto a oferta de cine extranjero en Mexicali, al proyecto de Arte Cinexcepciones. Esa iniciativa particular, dice, "habla de una nueva generación que ya no se queda esperando que las instituciones le den la oferta cultural, sino que ella lo crea".

Sin embargo, los resultados económicos no fueron los que esperaban sus promotoras, y Arte Cinexcepciones estuvo a punto de naufragar casi cuando finalizaba su ciclo más reciente. Pero interesadas en que su esfuerzo rindiera frutos, Del Valle Loredo y Briceño Vázquez ofrecieron el proyecto a la universidad, que lo tomó y lo reanudará a partir de septiembre próximo.


"Cineclub de la paciencia"

La encargada del cineclub y el videocine de la UABC campus Mexicali, Claudia Carballo de Alba, informa que actualmente se encuentran organizando el siguiente ciclo del proyecto, “con el mismo nombre”, y adelanta que se continuarán ofreciendo bonos de descuento, además de que a los estudiantes se les cobrará la mitad del boleto.

La universidad espera que la realización de este ciclo semanal le permita difundir los otros dos espacios de cine internacional con los que cuenta: el cineclub de los viernes y el videocine de los miércoles. Y es que la asistencia a ambos es muy reducida y quienes brillan por su ausencia son los estudiantes universitarios, sobre todo en las funciones donde ofrecen películas proporcionadas por la Cineteca de la UNAM, según reconoce Carballo de Alba. "Se mantiene un grupo muy selecto, de alrededor de siete personas (la décima parte de la capacidad de la sala) –dice–, llegan muy pocas caras nuevas".

La sala de cine nunca se ha llenado en las funciones de los viernes, al menos en los tres últimos años en que ella ha estado a cargo de los ciclos, comenta. La asistencia ha llegado a ser de hasta quince personas.

La entrevistada ve en la deficiente promoción una de las causas principales de la reducida asistencia de los universitarios a las funciones; ocasionado esto, a su vez, por el limitado presupuesto con el que se cuenta. Otro factor que cita Carballo de Alba es la propia programación, integrada por películas de los años cuarenta y cincuenta, que no tienen ningún atractivo para los jóvenes; además, los horarios (12:00 y 18:00 horas), los cuales, según algunas personas le han manifestado, no son los más adecuados.

"Los universitarios que vienen son contados; algunos llegan, se enfandan con la película y se salen". Además, quienes permanecen en la función tienen que soportar estoicamente las frecuentes interrupciones por las fallas en los obsoletos aparatos de proyección. "Yo les digo que es el cineclub de la paciencia, porque tienen que ser muy pacientes", comenta.

El caso del videocine es un poco distinto, pues por ser películas de factura más reciente congregan a un público muy cambiante y un poco superior en número al de los viernes. De manera ocasional, según la entrevistada, acude un grupo completo de alguna escuela o facultad, a petición expresa de sus maestros.

Pero la asistencia al videocine es también reducida: quince personas en promedio. Y la sala sigue sin llenarse.

A pesar de este panorama, que no ha cambiado con los años, de momento la UABC no seguirá ninguna estrategia para romper con esta inercia, aparte de la realización del proyecto de Arte Cinexcepciones.

Gallardo de Alba se manifiesta apenada por la baja asistencia a las funciones de cine y video en la universidad, pero al mismo tiempo se consuela al recordar un comentario que tiempo atrás le hizo uno de sus maestros de la Facultad de Ciencias Humanas: nunca una sala de cineclub estará llena.


Aquellos años

Tal vez no llenas en su totalidad, pero hubo una época en que las salas de los cineclubes tenían un mayor número de butacas ocupadas que en la actualidad. La actriz Blanca Gómez, fiel seguidora de los distintos cineclubes locales en los últimos quince años, recuerda que a mediados de la década pasada las funciones que ofrecían la UABC y la Dirección de Asuntos Culturales del gobierno del estado (DAC) en el Teatro del Seguro Social, congregaban a un promedio de cincuenta asistentes.

Este medio centenar de espectadores eran ya seguidores fieles de una actividad que veinte años antes se había iniciado en Mexicali –y el estado–, cuando David Piñera Ramírez creó el cineclub universitario en las instalaciones del Bol-Stic, por las avenidas Reforma y Justo Sierra.

Interrumpida en 1969 al suspender su apoyo el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Comunicación, la oferta de cine internacional se reanudó a principios de los años ochenta, primero en la Casa de la Cultura y después en el Teatro del IMSS, según recuerda Trujillo Muñoz

En esos años las salas de la Compañía Operadora de Teatros ofrecían ciclos anuales de la cinematografía internacional, particularmente los cines Variedades y California 70. Una de las ofertas eran los ciclos de películas soviéticas, en los que el espectador podía disfrutar de dos filmes diarios pagando un solo boleto.

Mientras, del Teatro del IMSS se pasaba a la Biblioteca Pública Central Estatal. Blanca Gómez recuerda que ahí vio ella su primera película en un cineclub: Las noches de Caviria, de Federico Fellini, hacia 1985. Las funciones eran los miércoles a las 20:00 horas, con admisión gratuita.

El coordinador de este cineclub, ya dependiente del gobierno del estado –la UABC instaló su propia sala en el campus– era José Lobo (José Luis Gutiérrez, su nombre real). Había "muchísima asistencia", la admisión era gratuita y se acostumbraban los debates posteriores a la función, práctica que ha ido disminuyendo con el tiempo. "¿Para qué chingados te sirve ir a ver una película si no hay debate? Es la retroalimentación básica", cuestiona Trujillo Muñoz.

El escritor menciona como un personaje fundamental en la creación de los cineclubes en el estado, por parte de la universidad, a Víctor Soto Ferrel, quien durante varios años recorrió los entonces cuatro municipios, semana tras semana, cargando los rollos de película bajo el brazo.


Costumbre perdida

Importante también ha sido el trabajo de otro enamorado del séptimo arte, José Luis Campos, quien en el seno del Instituto de Cultura transformó, en 1990, el anterior cineclub de la DAC en un videoclub –tras la interrupción que esta actividad había sufrido durante la administración de Francisco Padilla Delgado al frente del ICBC.

En el Café Literario del Teatro del Estado –con algunas temporadas en la Galería de la Ciudad–, primero los lunes y después de martes a martes, el videoclub complementó la labor que realizaba la UABC en ese campo, pues presentaba películas de producción más reciente y en ocasiones las alternaba con pláticas dictadas por cinéfilos locales. "Lo bueno del videoclub del ICBC era la intención de hacer ciclos temáticos", expresa García Rivas, quien al igual que el resto de los entrevistados lamenta la decisión de los funcionarios de la dependencia estatal de suspender esta actividad.

Ante la competencia que le resultaba Arte Cinexcepciones, y enfrentado al hecho de que su público ya era escaso, se optó por suspender la actividad y en enero pasado el videoclub no funcionó más.

Esta medida es criticada por los cinéfilos locales, quienes opinan que lo que se debió hacer fue cambiar las funciones a cualquier otro día que no compitiera con el ciclo de Cinépolis. "Lo malo es que se pierde la costumbre –señala Blanca Gómez–. ¿Cómo va a haber público (para el cine internacional) si hay un cineclub de dos meses y luego se interrumpe? Sería interesante que el Instituto lo retomara. ¿A dónde mandas a la gente después de la muestra?, sobre todo en esta época en que no hay nada".

"El trabajo de José Luis Campos es increíble; ha formado una muy buena colección de videos en tantos años, ha trabajado como hormiga. No deben dejarlo (su esfuerzo) por un lado", considera por su parte Laura Treviño Garza, conductora del programa de cine Entre Butacas que transmite Radio Universidad.

Pero según informó el director general del ICBC, Francisco Bernal García, el videoclub sí se reanudará, a partir del próximo mes de septiembre, después de la temporada de calor.


Tercermundistas

A cambio de este espacio de que privó a la comunidad, el Instituto de Cultura ofrece en estos días lo que llama la IV Muestra Internacional de Cine en Baja California, con el apoyo de Cinépolis, el Centro Universitario Tijuana y otras empresas privadas.

Esperan en esta ocasión recibir a diez mil espectadores y reducir al mínimo el déficit que ocasiona realizar un evento no comercial de este tipo, según informa la directora de Promoción y Difusión del ICBC, Rocío Alejandra Villanueva Urueta. Los datos que proporciona la funcionaria muestran el paulatino avance del público en favor del cine de calidad en el estado: 7 mil 800 espectadores en la segunda muestra (1997) y 9 mil 700 en la tercera (marzo pasado).

Y aunque el Instituto de Cultura toma con reservas sus propias expectativas, el gerente de Organización Ramírez plaza Mexicali, Francisco Guerrero, se muestra optimista, pues el verano es una temporada fuerte para las salas de cine en la ciudad, dice.

Y menciona algunos logros que se han obtenido en los últimos años, particularmente en la proyección de películas del llamado nuevo cine mexicano, "desde Como agua para chocolate, La mujer de Benjamín, Sólo con tu pareja, Miroslava, El callejón de los milagros".

"Esas películas nunca se me van a olvidar –expresa–, porque es tan raro que una película mexicana dure tanto tiempo y sea tan comentada y premiada". Con la exhibición de este tipo de cintas, "de alguna manera cumplimos con Gobernación (que exige a las salas cierto porcentaje de tiempo de proyección dedicado exclusivamente a películas mexicanas), y cumplimos con el público que de alguna manera ya tiene la costumbre del cine no comercial y lo quieren".

Además de las muestras y los distintos ciclos que se ofrecen en Cinépolis, ese público tiene otras opciones, como son los canales televisivos 22, 11 y 29 (este último de la UABC), menciona Trujillo Muñoz. Incluso, considera que "la labor de la universidad de pasar cine en el 29 es más importante que el cineclub mismo, porque se acerca a otro tipo de público". Sin embargo, califica de "pobrísima" la oferta que se tiene en la localidad, pues no existen canales dedicados exclusivamente al cine, como en Estados Unidos.

"La opción (en Mexicali) es tercermundista –considera por su parte García Rivas–. Sí ves Godzilla, pero dejas de ver mil cosas más". Y considera que la oferta es proporcional a la reducida demanda.

Así, mientras los cineclubes parece que están siendo condenados al aislamiento, las salas comerciales vuelven a ser, como antaño, el mejor medio para acercar a un público amplio lo mejor del séptimo arte.

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