Publicado en mayo de 2005.
Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar
Esta nueva etapa de la campaña la iniciaron con una suposición: probablemente los profesores (de las escuelas públicas de nivel básico, se entiende) querrían hacer un superpuente, a pesar de los graves perjuicios que ello ocasionaría en la educación de niños y jóvenes. Y pusieron en marcha la cruzada de desprestigio.
El miércoles 4 de mayo anunciaron: “Amenaza superpuente de seis días” (La Crónica, 4 de mayo). Y en dicha nota, firmada por la redacción del diario --por lo cual se puede considerar como una especie de editorial de la empresa--, violaron la regla elemental que exige objetividad en la noticia: “…existe la posibilidad de que el ‘puente’ se extienda hasta el próximo martes, cuando se estará festejando el Día de la Madre (sic), por lo que se prevé que el lunes y martes (sic) en algunos casos no haya clases, lo cual no está autorizado”.
En la nota informativa nunca atribuyeron a fuente alguna dicha opinión, ni aclararon por parte de quién o de quiénes se preveía la inautorizada suspensión de clases.
Al día siguiente publicaron en sus titulares: “Piden parar el superpuente”; se referían, claro, al sector empresarial. Fundamentaron su nota con opiniones del presidente local de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Javier Gallegos; del presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Alfredo Babún Villarreal, y del coordinador de la Asociación para la Defensa de los Derechos de las Sociedades de Padres de Familia, Asunción Collado (La Crónica, 5 de mayo).
Incluso, cometieron aquí una falla de desinformación, pues al advertir Collado que denunciaría a la Secretaría de Educación ante la Contraloría estatal, “por el puente que le autorizó realizar al magisterio”, las reporteras omitieron aclarar que tal suspensión había sido acordada desde la Ciudad de México por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) (como puede verse en: http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_Cal20042005). No lo habían decidido, pues, los maestros de aula, ni siquiera el secretario José Gabriel Posada Gallego.
Acudieron en seguida con los papás, pero no encontraron el eco que esperaban. Publicaron los resultados de una encuesta, para la cual supuestamente realizaron 153 entrevistas a padres de familia con hijos en educación básica. Bajo el título de “Perjudica a padres de familia”, mostraron que sólo el 41 por ciento de sus entrevistados consideraban que sí los afectaba en sus labores diarias el que sus hijos no tuvieran clases en días festivos legales. Pero al preguntarles si consideraban que los puentes “realizados por los maestros” afectaban el aprendizaje de su hijo, el 84 por ciento respondió de manera afirmativa (La Crónica, 5 de mayo).
El diario, sin embargo, no informó sobre la metodología utilizada para llevar a cabo tal sondeo. Sólo anotaron en el recuadro respectivo que dicha “muestra representa el 92% de confianza y 7% de margen de error”.
Buscaron de inmediato las opiniones de quienes lanzarían también sus dardos envenenados contra los docentes (de escuelas públicas y de nivel básico, se entiende). Acudieron al coordinador de la Comisión de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Alfredo Postlethwaite Duhagón, quien, además de criticar un día sí y otro también el sistema de educación pública, hasta donde se sabe, poco o nada ha hecho como empresario para apoyar a las escuelas y a los maestros.
Y en la nota informativa donde aparecieron las declaraciones del también exdirigente patronal, la reportera expresó, violando las más elementales reglas del periodismo: “por costumbre PODRÍA no haber clases el próximo lunes y martes con motivo del Día de las Madres” (La Crónica, 6 de mayo; el destacado es mío).
Tras el sondeo, salieron los reporteros a la calle. Y en lugar de hallar enardecidos padres de familia que quisieran quemar a los profesores en leña verde, encontraron que el “puente escolar les (era) indiferente” (La Crónica, 6 de mayo).
Para el lunes 9, la campaña había llegado ya a otros medios escritos. El Mexicano tituló: “Rotundo rechazo al megapuente escolar”. El opinante era el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (¡faltaba más!), Reginaldo Esquer Félix, de quien desconocemos qué ha hecho en lo particular o como dirigente gremial --además de opinar-- para apoyar a las escuelas públicas de la ciudad. (En dicha nota informativa, la reportera se refirió al llamado megapuente “que pretende el magisterio en Baja California”. No obstante, hasta entonces la prensa escrita no había publicado anuncio alguno por parte de los maestros o sus dirigentes, de que tuvieran en sus planes suspender clases los días lunes y martes).
Y al no ver cumplidas sus predicciones, el 10 de mayo titularon: “Fracasó el super (sic) puente” (La Crónica). A lo largo de la nota, la reportera aludió en todo momento a escuelas públicas, sin hacer referencia alguna a los planteles privados (a quienes nunca se les mencionó a lo largo de la campaña de desprestigio, como si éstos no hubieran cumplido con el puente oficial del 5 y el 6). Y al final editorializó, al considerar que las escuelas que habían realizado “actividades normales (…) representan un buen ejemplo para los planteles que cambian la actividad académica por las continuas celebraciones sociales”.
Pero el embate siguió. En La Voz de la Frontera, ese mismo martes 10, en la nota “Esperan aumente ausentismo en escuelas por Día de las Madres”, la reportera inició así: “Aún (sic) cuando el director de Educación Básica en el Estado (sic), Joaquín Vergara Verdugo, aseguró que en su mayoría en los planteles educativos de Mexicali ayer se impartieron normalmente las clases, padres de familia opinan todo lo contrario” (las cursivas son mías). Sin embargo, en ninguna parte de la nota presentó opiniones de padre alguno, sólo declaraciones del funcionario estatal.
El miércoles 11 los medios evitaron lamentar que la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y el Colegio de Bachilleres también habían suspendido clases la jornada anterior, para festejar a las mamás. En esos casos no se hicieron celebraciones en las escuelas --como sí había ocurrido en muchos planteles del nivel básico--, y a pesar de ello, al menos ante los ojos inquisidores de la prensa escrita y electrónica, el proceso educativo en los niveles medio superior y superior no resultó dañado.
El viernes 13, titularon la nota así: “Permitirán FALTAR hoy a los profes” (La Crónica; el destacado es mío). Sin embargo, cuando informaron el sábado sobre la suspensión de labores realizada por la UABC para festejar a los maestros, cabecearon: “Festejan alegres Día del Maestro”. Los reporteros firmantes de la noticia sí mencionaron en el segundo párrafo: “Sin clases y con un desayuno…”, pero nada más. En ningún momento entrevistaron a empresarios que opinaran sobre cómo afectaría los de por sí breves semestres universitarios el que se suspendieran labores por el adelanto del festejo a los docentes.
Para El Mexicano, la información sobre este evento universitario sólo mereció la nota aséptica: “Ofrecieron festejo a maestros de la UABC” (14 de mayo). Así, objetiva, como debió haber sido toda la información de esas fechas. En otro sitio, dicho diario informó: “Festejan a maestros de los siete planteles del Cecyte (sic)”. En la nota se dio a conocer cómo los 421 docentes de ese subsistema en la entidad habían celebrado su día, obviamente sin haber impartido clases. Ni una crítica del rotativo. Calló por completo.
Ojalá la enjundia desplegada por medios y reporteros para atacar con suposiciones a los maestros de educación pública básica (el respeto es sólo para los planteles privados), también la utilizaran para cuestionar cómo el titular de la Secretaría de Educación y Bienestar Social, José Gabriel Posada Gallego, descuida sus funciones para tejer alianzas en pos de la candidatura panista para la alcaldía de Mexicali.
Ojalá los recursos empleados en mirar moros con tranchetes en los maestros de educación pública básica, los medios de comunicación los emplearan en denunciar el grave atraso en infraestructura educativa, en capacitación docente, en salarios y prestaciones para los educadores.
La sociedad requiere que la prensa escrita y electrónica denuncie los errores y deficiencias en el sistema educativo. Pero con seriedad, sin manipulación. Profesores y profesoras necesitamos que la sociedad entera --incluidos, claro está, los medios de comunicación— nos apoyen en la ardua labor educativa, que es de todos. Las campañas de desprestigio gratuitas y dolosas no le hacen bien alguno a nadie, antes bien perjudican nuestra naciente democracia.
Esta nueva etapa de la campaña la iniciaron con una suposición: probablemente los profesores (de las escuelas públicas de nivel básico, se entiende) querrían hacer un superpuente, a pesar de los graves perjuicios que ello ocasionaría en la educación de niños y jóvenes. Y pusieron en marcha la cruzada de desprestigio.
El miércoles 4 de mayo anunciaron: “Amenaza superpuente de seis días” (La Crónica, 4 de mayo). Y en dicha nota, firmada por la redacción del diario --por lo cual se puede considerar como una especie de editorial de la empresa--, violaron la regla elemental que exige objetividad en la noticia: “…existe la posibilidad de que el ‘puente’ se extienda hasta el próximo martes, cuando se estará festejando el Día de la Madre (sic), por lo que se prevé que el lunes y martes (sic) en algunos casos no haya clases, lo cual no está autorizado”.
En la nota informativa nunca atribuyeron a fuente alguna dicha opinión, ni aclararon por parte de quién o de quiénes se preveía la inautorizada suspensión de clases.
Al día siguiente publicaron en sus titulares: “Piden parar el superpuente”; se referían, claro, al sector empresarial. Fundamentaron su nota con opiniones del presidente local de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Javier Gallegos; del presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Alfredo Babún Villarreal, y del coordinador de la Asociación para la Defensa de los Derechos de las Sociedades de Padres de Familia, Asunción Collado (La Crónica, 5 de mayo).
Incluso, cometieron aquí una falla de desinformación, pues al advertir Collado que denunciaría a la Secretaría de Educación ante la Contraloría estatal, “por el puente que le autorizó realizar al magisterio”, las reporteras omitieron aclarar que tal suspensión había sido acordada desde la Ciudad de México por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) (como puede verse en: http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_Cal20042005). No lo habían decidido, pues, los maestros de aula, ni siquiera el secretario José Gabriel Posada Gallego.
Acudieron en seguida con los papás, pero no encontraron el eco que esperaban. Publicaron los resultados de una encuesta, para la cual supuestamente realizaron 153 entrevistas a padres de familia con hijos en educación básica. Bajo el título de “Perjudica a padres de familia”, mostraron que sólo el 41 por ciento de sus entrevistados consideraban que sí los afectaba en sus labores diarias el que sus hijos no tuvieran clases en días festivos legales. Pero al preguntarles si consideraban que los puentes “realizados por los maestros” afectaban el aprendizaje de su hijo, el 84 por ciento respondió de manera afirmativa (La Crónica, 5 de mayo).
El diario, sin embargo, no informó sobre la metodología utilizada para llevar a cabo tal sondeo. Sólo anotaron en el recuadro respectivo que dicha “muestra representa el 92% de confianza y 7% de margen de error”.
Buscaron de inmediato las opiniones de quienes lanzarían también sus dardos envenenados contra los docentes (de escuelas públicas y de nivel básico, se entiende). Acudieron al coordinador de la Comisión de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Alfredo Postlethwaite Duhagón, quien, además de criticar un día sí y otro también el sistema de educación pública, hasta donde se sabe, poco o nada ha hecho como empresario para apoyar a las escuelas y a los maestros.
Y en la nota informativa donde aparecieron las declaraciones del también exdirigente patronal, la reportera expresó, violando las más elementales reglas del periodismo: “por costumbre PODRÍA no haber clases el próximo lunes y martes con motivo del Día de las Madres” (La Crónica, 6 de mayo; el destacado es mío).
Tras el sondeo, salieron los reporteros a la calle. Y en lugar de hallar enardecidos padres de familia que quisieran quemar a los profesores en leña verde, encontraron que el “puente escolar les (era) indiferente” (La Crónica, 6 de mayo).
Para el lunes 9, la campaña había llegado ya a otros medios escritos. El Mexicano tituló: “Rotundo rechazo al megapuente escolar”. El opinante era el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (¡faltaba más!), Reginaldo Esquer Félix, de quien desconocemos qué ha hecho en lo particular o como dirigente gremial --además de opinar-- para apoyar a las escuelas públicas de la ciudad. (En dicha nota informativa, la reportera se refirió al llamado megapuente “que pretende el magisterio en Baja California”. No obstante, hasta entonces la prensa escrita no había publicado anuncio alguno por parte de los maestros o sus dirigentes, de que tuvieran en sus planes suspender clases los días lunes y martes).
Y al no ver cumplidas sus predicciones, el 10 de mayo titularon: “Fracasó el super (sic) puente” (La Crónica). A lo largo de la nota, la reportera aludió en todo momento a escuelas públicas, sin hacer referencia alguna a los planteles privados (a quienes nunca se les mencionó a lo largo de la campaña de desprestigio, como si éstos no hubieran cumplido con el puente oficial del 5 y el 6). Y al final editorializó, al considerar que las escuelas que habían realizado “actividades normales (…) representan un buen ejemplo para los planteles que cambian la actividad académica por las continuas celebraciones sociales”.
Pero el embate siguió. En La Voz de la Frontera, ese mismo martes 10, en la nota “Esperan aumente ausentismo en escuelas por Día de las Madres”, la reportera inició así: “Aún (sic) cuando el director de Educación Básica en el Estado (sic), Joaquín Vergara Verdugo, aseguró que en su mayoría en los planteles educativos de Mexicali ayer se impartieron normalmente las clases, padres de familia opinan todo lo contrario” (las cursivas son mías). Sin embargo, en ninguna parte de la nota presentó opiniones de padre alguno, sólo declaraciones del funcionario estatal.
El miércoles 11 los medios evitaron lamentar que la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y el Colegio de Bachilleres también habían suspendido clases la jornada anterior, para festejar a las mamás. En esos casos no se hicieron celebraciones en las escuelas --como sí había ocurrido en muchos planteles del nivel básico--, y a pesar de ello, al menos ante los ojos inquisidores de la prensa escrita y electrónica, el proceso educativo en los niveles medio superior y superior no resultó dañado.
El viernes 13, titularon la nota así: “Permitirán FALTAR hoy a los profes” (La Crónica; el destacado es mío). Sin embargo, cuando informaron el sábado sobre la suspensión de labores realizada por la UABC para festejar a los maestros, cabecearon: “Festejan alegres Día del Maestro”. Los reporteros firmantes de la noticia sí mencionaron en el segundo párrafo: “Sin clases y con un desayuno…”, pero nada más. En ningún momento entrevistaron a empresarios que opinaran sobre cómo afectaría los de por sí breves semestres universitarios el que se suspendieran labores por el adelanto del festejo a los docentes.
Para El Mexicano, la información sobre este evento universitario sólo mereció la nota aséptica: “Ofrecieron festejo a maestros de la UABC” (14 de mayo). Así, objetiva, como debió haber sido toda la información de esas fechas. En otro sitio, dicho diario informó: “Festejan a maestros de los siete planteles del Cecyte (sic)”. En la nota se dio a conocer cómo los 421 docentes de ese subsistema en la entidad habían celebrado su día, obviamente sin haber impartido clases. Ni una crítica del rotativo. Calló por completo.
Ojalá la enjundia desplegada por medios y reporteros para atacar con suposiciones a los maestros de educación pública básica (el respeto es sólo para los planteles privados), también la utilizaran para cuestionar cómo el titular de la Secretaría de Educación y Bienestar Social, José Gabriel Posada Gallego, descuida sus funciones para tejer alianzas en pos de la candidatura panista para la alcaldía de Mexicali.
Ojalá los recursos empleados en mirar moros con tranchetes en los maestros de educación pública básica, los medios de comunicación los emplearan en denunciar el grave atraso en infraestructura educativa, en capacitación docente, en salarios y prestaciones para los educadores.
La sociedad requiere que la prensa escrita y electrónica denuncie los errores y deficiencias en el sistema educativo. Pero con seriedad, sin manipulación. Profesores y profesoras necesitamos que la sociedad entera --incluidos, claro está, los medios de comunicación— nos apoyen en la ardua labor educativa, que es de todos. Las campañas de desprestigio gratuitas y dolosas no le hacen bien alguno a nadie, antes bien perjudican nuestra naciente democracia.
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