REVISTA DE POR ACÁ

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viernes, 19 de diciembre de 2008

La ciencia para todos


Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar


“Una botella de whisky y un garrote eran, hace siglo y medio, anestesia común. Un cuchillo al rojo vivo era el instrumento para llevar a cabo la amputación de un miembro. Así como operaciones que en nuestro tiempo se consideran impracticables fueron el antecedente de la cirugía actual, los avances que hoy se hagan, constituyen la base del futuro en esta rama de la medicina”. Es éste el sumario del artículo titulado “Ayer y hoy de la cirugía”, con el que inicia el libro Peces, hongos y otros temas, recién publicado por la UABC.

Generalmente cuando escuchamos la palabra “ciencia” nuestra mente evoca imágenes de laboratorios donde investigadores de bata blanca hurgan en los misterios del mundo por medio de matraces y probetas; o quizá imaginamos a especialistas con anteojos de lentes de fondo de botella, sentados frente a pantallas de potentes computadoras, abstraídos de lo que ocurre a su alrededor.

Esta visión de la ciencia ha ocasionado que se le considere inaccesible para la gente común y corriente –como este reportero y tal vez como usted, lector–. El campo de la investigación científica se cree que es sumamente complejo, incomprensible, elevado, ajeno por completo a la vida cotidiana. De esta manera, los programas sobre la ciencia que se transmiten por radio y televisión son de los que menos público congregan; las revistas científicas reducen por lo mismo su círculo de lectores a personas especializadas.

En los últimos años se ha buscado una popularización de la ciencia, difundiéndose investigaciones, conocimientos y descubrimientos, así como la vida de científicos de talla universal, de una manera accesible para el público con un nivel escolar promedio y a veces básico. Se ha dado énfasis a la educación científica en el ámbito escolar formal y por medios alternos, para que los niños y jóvenes comprendan que la ciencia está entre nosotros a cada segundo de nuestra existencia. Particularmente pueden mencionarse aquí como ejemplos de estos medios alternos, en el estado, el Museo de Ciencias en Ensenada y el Vagón de la Ciencia en Mexicali.

La Universidad Autónoma de Baja California pone también su granito de arena en esta tarea. A través de programas televisivos y radiofónicos, revistas y libros, da a conocer las investigaciones y los alcances de especialistas. No puede decirse todavía que los resultados sean óptimos, ya que esta divulgación se ha realizado entre un público restringido principalmente al universitario, y dentro de éste a un círculo muy estrecho. Tal vez donde se han tenido mayores avances ha sido en el Museo Universitario, que monta exposiciones por medio de las cuales, de una manera interactiva, el visitante se adentra a ese mundo que le ha sido tan lejano.


Perderle el miedo a la ciencia

Anteriormente, la divulgación científica en las revistas de la UABC resultaba más atractiva para el lector común que en la actualidad. Todavía hoy pueden conseguirse en algunas librerías de la ciudad ejemplares de aquellas publicaciones: Ser Ahí en el Mundo y ConCiencia –que aparecían a la par que ediciones especializadas–. Ahora la Universidad difunde el conocimiento científico por medio de la revista Divulgare, entre otras obras.

Como un rescate de algunos de los artículos publicados hace algunos años en las primeras dos revistas mencionadas, se editó en 1995 el libro Peces, hongos y otros temas, donde se abordan temas tan variados como los adelantos en la medicina, la respiración pulmonar en algunos peces, la física nuclear, la termodinámica.

En la presentación de la obra se expone: “...quienes de forma directa o indirecta hemos estado involucrados en actividades de divulgación de la ciencia, hemos aprendido, a fuerza de errores, que nuestra labor es fundamentalmente de comunicación.

“Y saber comunicar no es solamente expresarse de manera correcta, sino además, hacerlo de tal forma que sea comprensible para el público al que queremos llegar”.

Con ese objetivo, se precisa en seguida, la serie editorial “Divulgación” –a la que pertenece el libro que nos ocupa– “pretende acercar al público en general una parte de esos conocimientos generados por los investigadores y profesores de la UABC”.

Y tras haber leído los artículos que a lo largo de 54 páginas tratan de introducir al lector común al sorprendente mundo científico, puede concluirse que los autores de los textos logran su cometido. De una manera sencilla, investigadores y catedráticos, así como un estudiante universitario, tratan temas que generalmente resultan muy complicados, como el de la física nuclear, con la intención en cada palabra de hacer que la gente interesada en incrementar sus conocimientos, le encuentre gusto y valore la ciencia en su entorno.

Se adereza la información con anécdotas. Tal es el caso del primero de los artículos, “Ayer y hoy de la cirugía”, en que se pinta el escenario común en un quirófano hace siglo y medio, cuando “si alguien entraba a un hospital para ser operado, era muy probable que saliera con los pies por delante y directo al panteón”. Se hace un recorrido histórico por los distintos descubrimientos que han hecho evolucionar el campo de la medicina: los anestésicos, la asepsia, los implantes artificiales, la microcirugía. En fin, la manera como el hombre ha ido venciendo obstáculos para derrotar los males físicos que lo aquejan.

Vienen luego los “Peces que respiran fuera del agua”, un tema seguramente desconocido para la mayoría, pues comúnmente se cree que todos los peces tienen un sistema respiratorio branquial.

Sigue un artículo donde se explica cómo en un día de playa el paseante vive minuto a minuto procesos fisicoquímicos, que se suceden en él mismo y a su alrededor: desde la limpieza de la ropa con jabones o detergentes hasta la combustión a la que se expone una salchicha, pasando por la acción fotoquímica que producen en nuestra piel los rayos solares (el bronceado) y la fotosensibilidad de una película fotográfica, por mencionar algunos de los ejemplos más comunes.

Los hongos, seres desconocidos en el desierto, son tratados a continuación. “Es fundamental en la vida el papel que juegan los hongos al degradar compuestos complejos de materia orgánica a partículas más simples –escriben los autores del artículo–, las cuales son utilizadas por otros organismos, quienes finalmente las reintegran al suelo”. Los hongos “son básicos en la preparación de un amable vino o de una fresca cerveza y también en el pan que cotidianamente disfrutamos”.

El texto menos comprensible es el referido a la física nuclear. En él se aclara que dicha ciencia “no es una herramienta para fabricar bombas atómicas o armas nucleares”, sino que también estudia estructuras cuya potencialidad las hace muy útiles en aparatos electrónicos. Tal es el caso de los semiconductores y otros componentes, los cuales pueden aplicarse en máquinas fotocopiadoras, lentes para rayos, computadoras, etcétera.

Por último se explican las tres leyes de la termodinámica, por las cuales el mundo es como lo conocemos y no puede ser de otra manera. ¿Por qué se enfría la sopa? ¿Cuál es la razón por la que nuestra casa no puede mantenerse fresca durante el verano, de manera natural? ¿Qué es lo permite a un tren subir con mayor facilidad una cuesta en invierno que en verano?

Peces, hongos y otros temas, artículos compilados por Luz María Ortega Villa (jefa del Departamento de Editorial de la UABC), es una manera fácil y atractiva de introducirnos al mundo de la ciencia, de perderle el miedo, de aprender más. De despertar nuestra curiosidad e interesarnos por la investigación científica.

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