REVISTA DE POR ACÁ

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viernes, 21 de julio de 2006

DOS CARAS DE LA UABC (2 de 2)

Publicado en el semanario cultural Bitácora, núm. 491, del miércoles 12 de julio de 2006.

En la UABC garantizamos la libertad de expresión de nuestros catedráticos. Por eso, cuando alguno de ellos manifiesta libremente su punto de vista, lo destituimos de su cargo, para que siga opinando sin ninguna cortapisa. Vamos rumbo al 50.
Parodia de la propaganda oficial universitaria

Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar


Por lo expresado en el foro de discusión Reflexiones sobre la Educación Superior en Baja California por el secretario de Rectoría e Imagen Institucional de la UABC, Ángel Norzagaray Norzagaray, nos queda claro cuál es el nivel de participación deseable de los jóvenes universitarios, desde la óptica de los mandamases de nuestra máxima casa de estudios.

Preguntó Norzagaray en ese acto –efectuado el lunes 22 de mayo, en el Congreso del Estado–: “¿La participación estudiantil son las paredes rayadas? ¿De verdad el muchacho no participa, o sus intereses son otros? ¿No participan –los alumnos– en la vida académica, como en los concursos, o nuestros prejuicios no nos permiten verlo desde afuera?”. De acuerdo con su vocero, entonces, los poderosos de la universidad estatal se conforman con que los estudiantes se limiten a la participación dentro de sus clases, sin que vayan más allá. ¿Dónde quedaría, entonces, la “realización plena del hombre”?

El foro de discusión mencionado cerró con broche de oro con la intervención de José Emmanuel Córdova Tapia, alumno de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la UABC. Él afirmó que “el estudiante, antes pasivo, hoy tiene un nuevo despertar: hoy ya no se siente representado, muchas veces, por las sociedades de alumnos, y toma la iniciativa. Estas mismas acciones han puesto en alerta a las autoridades, que las consideran un peligro, pues temen las huelgas y las grillas.

“Lo que se da –prosiguió– es un choque de intereses entre las autoridades de la UABC y los estudiantes, que exigen calidad en la enseñanza, pues se sienten insatisfechos con lo que reciben. No se sienten representados por las sociedades de alumnos, como pasó cuando éstas aceptaron el cobro por el estacionamiento, que fue una venta de los intereses de los estudiantes”.

Tras recordar que en ese contexto surgió “la Unión Democrática Estudiantil, que aglutinó a miles de estudiantes en torno a Vicerrectoría y echó atrás las intenciones de cobro del estacionamiento, signo del interés de privatizar la educación pública”, Córdova Tapia mencionó que “esta nueva forma de ver la realidad trajo como consecuencia la formación de organizaciones estudiantiles, pues los alumnos exigen respeto a sus derechos y espacios de expresión”.

“Pero estos grupos –denunció– están siendo atacados por las autoridades de las unidades académicas y por las sociedades de alumnos, que los consideran antagónicos y se sienten desplazados por ellos. Se les ha tratado de identificarlos con algún partido, pero no se les ha podido colgar la etiqueta, en tanto que las sociedades de alumnos son presas del PRI y del PAN”.

“Efecto manada”

Todos quienes hemos pasado por las aulas universitarias sabemos –para qué engañarnos– que lo manifestado por este alumno es cierto. Todos lo sabemos, pero nadie lo dice. La mayoría de los investigadores, creadores, catedráticos, funcionarios, guardan un silencio cómplice, por las más variadas razones. Y los estudiantes lo ven como algo normal, pues jamás han vivido la democracia en ninguno de los niveles escolares precedentes.

Esta situación de aletargamiento al interior de la UABC –y de franca represión en algunos casos, como se ha puesto en evidencia en las semanas recientes– tiene su origen en el sometimiento violento de la huelga de principios de los ochenta. Gobernaba entonces la universidad Rubén Castro Bojórquez, quien en los tiempos que corren ha cobrado de nueva cuenta un gran protagonismo dentro de la UABC.

La cronista del valle de Mexicali Yolanda Sánchez Ogás, egresada de la entonces Escuela de Pedagogía universitaria y exmaestra de la Preparatoria Mexicali (hoy COBACH Mexicali I) –cuanto aún dependía de la UABC–, recuerda (Sietedías, núm. 479, 24/06/06) que el gobierno del estado desligó de la universidad a las preparatorias, como una de las medidas para finalizar con la huelga. Califica lo anterior como un sistema altamente represivo, “porque en muchos movimientos ellos (los preparatorianos) eran la avanzada, pues eran los más jóvenes y no tenían intereses creados”.

De acuerdo con Sánchez Ogás, se crearon reglamentos sumamente autoritarios, “y hasta los mismos maestros tenían que firmarlos y se convencían de las reglas que tenían que aplicar con los muchachos… Toda esta represión fue con el objeto de convertir a la UABC en un centro de estudios donde no hubiera gente que se atreviera a protestar”.

Y se llegó así al estado actual de cosas, en que los universitarios se limitan a participar en “concursos”, es decir, en el ámbito académico. Sin embargo, es muy cuestionable también lo alcanzado en este terreno. La misma Sánchez Ogás confía: “Se dice mucho que la universidad es la número uno del país, la misma universidad propala eso. Yo no sé qué tan cierto sea, pero yo platico con estudiantes cuando me invitan a dar charlas a las diferentes facultades, y su nivel intelectual es muy, muy bajo” (ibidem).

Y en cuanto a la participación social de los estudiantes, en verdad es inexistente. El propio Norzagaray Norzagaray –quien años antes había criticado con dureza esta situación, lo que lo llevó incluso a una discusión con alumnos de la Facultad de Derecho– lo reconoció de manera implícita, al reducir el campo de acción del universitario a lo académico.

En un artículo publicado en el diario La Crónica (04/07/06), Javier Alcántar Toledo (economista egresado de la UABC) escribió que, entre los jóvenes, “las convicciones no se tienen bien definidas (ni siquiera sabemos si las tenemos), somos más dóciles, indiferentes; somos una especie de materia prima para el ‘efecto manada’”. Y agregó: “De hecho, es muy normal que en una cotidiana plática entre jóvenes se sienta la tensión que genera el ambiente de indiferencia que se tiene ante la política, ante los actos de los gobernantes. La aversión generada por los jóvenes en torno a la cosa pública es avasalladora”.

Una de las muchas consecuencias de este rechazo a los asuntos de interés público, es el alto nivel de abstencionismo que se da en el estado durante los procesos comiciales. El consejero electoral (y también egresado de la UABC) Víctor Alejandro Espinoza Valle, comentó al reportero Moisés Márquez, de La Crónica (04/07/06), que “el grueso de abstencionistas siguen siendo los jóvenes, los que inician en la edad ciudadana y ese (sic) es el reto de cómo interesarlos, cómo involucrarlos, quitarle el velo a la política de algo malo y ruin”.

He ahí uno de los grandes retos, que al menos las actuales autoridades de nuestra máxima casa de estudios no se muestran interesados en afrontar. En declaraciones cantinflescas –ignoro si por mala redacción del reportero, o porque el propio entrevistado no sabía de lo que estaba hablando–, el rector Alejandro Mungaray Lagarda se mostró optimista ante los niveles de votación esperados para la jornada del domingo 2 de julio. Sin embargo, culpó a los partidos de que “no han ayudado a generar un ambiente de participación”. Y “mencionó que las personas están inhibidas sobre todos (sic) los jóvenes, quienes además de decidir por quién votar, también quieren estar seguros de por qué es necesario participar” (La Crónica, 30/06/06).

¿Y qué piensa hacer la UABC para erradicar esa “inhibición” de los jóvenes e informarles –o guiarlos para que se informen– sobre “por quién votar” y “por qué es necesario participar”? Nada dice al respecto el funcionario. Hasta ahora, lo único que ha hecho la universidad es convocar a debates semipúblicos entre candidatos, actos donde se exige a los asistentes que permanezcan inmóviles en sus asientos, sin aplaudir, silbar, hablar, respirar… Y ya.

¿Pero cómo podemos esperar que los universitarios se inserten en la naciente vida democrática de nuestro país, si la democracia está ausente en los campus de la UABC? El destituido subdirector del Instituto de Investigaciones Sociales José Moreno Mena, expresó el 15 de junio en el comentario radiofónico que sirvió de excusa para cesarlo: “Yo me pregunto con qué cara los académicos que participaron en esas comisiones (en que le negaron a la doctora Lya Margarita Niño Contreras la plaza por la que había concursado) se pueden parar frente a sus alumnos y hablarles de valores, de imparcialidad, de justicia y legalidad, si ellos son los primeros en violarlos”.

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