REVISTA DE POR ACÁ

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jueves, 13 de septiembre de 2007

Gracias, Alma Delia

Publicado en el semanario Sietedías el sábado 23 de abril de 2005

Al reportero Alfredo Jiménez Mota,
del diario El Imparcial,
en protesta por su desaparición


Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar

La actividad periodística ha sido noticia en los días recientes. A lo largo del país se han empezado a suceder diversos ataques a la seguridad de trabajadores de medios de comunicación, quienes tienen (o tenían) como común denominador el haber enfocado sus esfuerzos reporteriles a denunciar los delitos del crimen organizado. Como represalia de parte de los afectados, han debido pagar su osadía, en algunos casos con su propia vida.

Pero no todas las noticias son malas. También tenemos un motivo de celebración, aunque, fuera de un círculo específico, el hecho ha pasado inadvertido: el resto de la prensa escrita y electrónica no ha reparado en él (al menos en Mexicali).

Con su edición número 430, del miércoles 13 de abril, el semanario cultural tijuanense Bitácora llegó a su noveno año de vida. Tal vez si el aniversario fuera el décimo, el acontecimiento hubiera adquirido mayor trascendencia (por el simbolismo del número). Pero quienes hemos pertenecido a las filas del periodismo independiente, o hemos estado cerca de ellas, conocemos el significado de esta efeméride, pues sabemos de la gran dificultad que entraña el sostener una publicación periódica, y más si ésta se dedica a la temática cultural.

En el mar del periodismo bajacaliforniano, los espacios (escritos, electrónicos, virtuales) culturales representan sólo algunas olas, muchas de ellas efímeras, otras un tanto tímidas. Periodistas van y vienen en este ámbito; algunos lo usan sólo como escalón y otros ven en él un medio para buscar su desarrollo personal en forma temporal.

En el caso de Mexicali, donde ante los ojos de buena parte de la población la actividad cultural es cosa muerta y los artistas una especie casi en extinción, el periodismo cultural sufre frecuentes altibajos. En estos días, afortunadamente, se mantienen algunos espacios y perviven los colaboradores empeñados en ocuparlos; pero el que casi está desaparecido es el reportero cultural, aquel que busca la noticia diaria, que hace las entrevistas del momento, que realiza la crónica del evento reciente.

Y en sus etapas sobresalientes, el periodismo cultural de Mexicali da cuenta sólo de lo ocurrido en esta capital, ignorando por la causa que fuere el mundo exterior. Se da el caso –también en la información general que difunden muchos medios–, entonces, que no tenemos acceso a las noticias generadas en la zona costa. El dinamismo que ha adquirido en los últimos años la ciudad de Tijuana, por mencionar el ejemplo más importante, pasa desapercibido para los cachanillas.

Es éste un gran vacío, entre otros, que en cierta medida se ha venido a llenar a través de las páginas del semanario Bitácora. Gracias al trabajo de su directora general, Alma Delia Martínez Cobián, y de quienes la acompañan en su labor de difusión y promoción, los lectores mexicalenses hemos podido tener un acercamiento a lo más importante de la actividad cultural en la zona de Tijuana-San Diego. Entrevistas con creadores y promotores, reseñas de eventos, artículos de opinión, cartas polémicas, etcétera, han llegado hasta acá gracias a este semanario que se distribuye a nivel estatal, en forma totalmente gratuita.

Y no sólo la actividad tijuanense. Bitácora ha mantenido una política de puertas abiertas, abriendo generosamente sus páginas a colaboradores cachanillas y de otras partes. Así, “lo poquito” que se hace y se opina en Mexicali tiene también resonancia estatal (pues recordemos que nuestros periódicos son meramente locales). De esa manera, el semanario se ha convertido en un verdadero puente de comunicación entre los interesados e interesadas en el quehacer cultural en toda la entidad.

Una cualidad más de esta publicación es que cuenta con una versión electrónica (disponible actualmente en: http://www.bitacoracultural.com/), la cual nos permite contar rápidamente con la información, pues deja atrás la búsqueda, muchas veces infructuosa, del ejemplar reciente en los diferentes sitios de distribución. Ahora uno puede navegar cada semana por los contenidos totales del semanario, e incluso visitar las ediciones anteriores.

Tenemos, pues, en forma accesible un archivo confiable del acontecer artístico y cultural en Baja California. Una herramienta bastante útil para quienes de manera frecuente debemos acudir a fuentes de consulta para fundamentar nuestro trabajo de investigación.

Pero eso no es todo. En el sitio se encuentra también una nueva sección, la llamada “Bitácora del Ocio”, donde se informa sobre las actividades de la semana en los cinco municipios de la entidad, desde eventos artísticos hasta deportivos, pasando por directorios de medios de comunicación, centros nocturnos, centros recreativos familiares, la cartelera cinematográfica, y un amplio etcétera. Conscientes de la diversidad, los editores de esta sección incluyen también un espacio dedicado a la comunidad GLBT (gay, lésbico, bisexual, transgénero). En fin, la “Bitácora del ocio” (http://www.bitacoracultural.com/ociomain.html) por sí misma es un proyecto que vale la pena aprovechar y apoyar; está dirigido de manera general por la misma Alma Delia, pero como directora asociada funge la fotógrafa y comunicadora Mercedes Romero.

El semanario Bitácora alberga también en su seno un suplemento de fotografía, de periodicidad trimestral, titulado “Angular”. Por otra parte, Alma Delia ha creado el centro cultural independiente “La Escala” (en Otay Universidad), donde se ofrece un rico programa cultural a lo largo del año. Asimismo, ha patrocinado y copatrocinado diversas actividades artísticas tanto en Tijuana como en otras ciudades del estado.

A muy grandes rasgos, ésta es la tarea con que han cumplido Alma Delia y su equipo. Resumirlo en pocos párrafos es relativamente fácil. Pero terquear semana tras semana, a lo largo de nueve años, contra tantos y tantos obstáculos, es lo admirable, y de esto sólo ellos pueden dar razón.

En su libro La canción del progreso. Vida y milagros del periodismo bajacaliforniano, Gabriel Trujillo Muñoz (uno de los colaboradores permanentes del semanario) recuerda que Bitácora nació –editada por Alma Delia– en marzo de 1993, como sección cultural del ya desaparecido vespertino La Tarde. En abril de 1996 se publicó ya como semanario; entonces era dirigido por Miguel Ángel Torres Ponce, auxiliado todavía por la misma editora. Un año más tarde, Alma Delia se quedó completamente a cargo del proyecto.

Vinieron años difíciles, en los cuales Bitácora transitó por duras pruebas de carácter económico. Pero sus lectores y colaboradores mantuvieron su confianza en la publicación, que desde entonces ha servido como un “registro imprescindible de la actividad cultural de la región”, tal como la califica con motivo de su noveno aniversario el director general de la Orquesta de Baja California, Roberto Limón.

Bitácora tiene ante sí importantes retos. Por lo pronto, buscará aumentar su tiraje y número de páginas, con más secciones y mayor caudal de información, así como procurará incrementar también el número de distribuidores, para “llegar a más manos, tocar más sensibilidades”, como anota la propia Alma Delia en su editorial del pasado miércoles 13.

En esa edición número 430, la directora general del semanario comparte con quienes seguimos cada siete días su trabajo, las felicitaciones que recibió de importantes personalidades de la comunidad artística y cultural bajacaliforniana. Y termina agradeciendo “a todos ustedes, lectores y anunciantes”. “Seguiremos trabajando para brindarles un mejor servicio –dice–. Nosotros, con el apoyo y el impulso de todos ustedes continuamos en este empeño de lograr un desarrollo más sano e integral del arte y la cultura en nuestro estado. Felicitémonos pues. Celebremos juntos”.

Sí, Alma Delia, ¡felicidades a todos! Pero, sobre todo, gracias a ti y a tu equipo por estos nueve años, que esperamos que lleguen a ser muchos más.

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