REVISTA DE POR ACÁ

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viernes, 19 de diciembre de 2008

Al rescate del Cinema Curto


Por Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar

Tras un receso de varios años, el tradicional cine Curto volverá a la batalla para divertir a los mexicalenses. Pero el público ya no verá imágenes moverse en la pantalla al fondo de la sala. No serán más películas proyectadas desde la cabina que se encuentra en la planta alta del edificio. No.

"Jóvenes empresarios locales preocupados porque el Curto se conserve" inaugurarán en el inmueble un negocio de otro giro, comenta con cautela el arquitecto Óscar Delgado Argote.

Egresado de la UABC, él trabaja actualmente en su tesis de maestría titulada El Cinema Curto: un caso de patrimonio cultural rescatable. A diario, desde las siete de la mañana y auxiliado por un pequeño número de trabajadores, realiza la faena de devolver al edificio --en la medida de lo posible-- su apariencia original.

Con la emoción que le causan un hallazgo tras otro, en la búsqueda del Curto que fue en sus inicios, desde 1946, Delgado Argote confía cómo esta labor es producto de la conjunción de tres de sus pasiones: el cine, el art déco --el estilo arquitectónico del edificio-- y la restauración.

"Creo que si no hacemos algo por la historia o si no ayudamos a quien quiere hacer algo, podemos perder lo que tenemos y nos vamos a dedicar nada más a lagrimear lo que se fue", dice.

Y agrega, sobre la importancia del trabajo de restauración: "Los edificios son para la historia de la ciudad lo que un álbum fotográfico es para la historia de una familia".

Por dos años y medio Delgado Argote ha recorrido el inmueble de punta a punta, platicado con los vecinos que por décadas han permanecido en la Reforma, rastreado el pasado de esta antigua sala cinematográfica. Ahora se prepara para entregarla en unos días más a esos jóvenes empresarios que la tienen en arrendamiento por cinco años, de acuerdo con un contrato que firmaron con José Curto, el heredero del inmigrante español que en la década de los cuarenta fundó varios cines en el estado.

"Parte de la decoración que se utilizará (en el nuevo negocio) serán los objetos antiguos que nos hemos encontrado", adelanta el restaurador. Y pide que no se publiquen más datos, por estrategia mercadotécnica.


Art déco

El cine Curto "es un buen ejemplo del art déco --movimiento arquitectónico surgido en el periodo entre ambas guerras mundiales--", comenta Delgado Argote. Y se explica:
  • el edificio combina distintas funciones (cuenta con una casa en su planta alta, donde residía la familia Curto, y está acondicionado para ser teatro y sala cinematográfica a la vez), característica de este estilo;
  • es un edificio de gran tamaño (con capacidad para 1,365 personas), cualidad del siglo XX de buscar la masividad en todos los órdenes;
  • fue construido a base de plataformas, en estructuras escalonadas, lo que le da un dinamismo arquitectónico (a diferentes alturas se encuentran la casa, las terrazas, la sala de proyección, la galería);
  • los colores de su decoración (azul, marrón, negro, dorado) son característicos del art déco;
  • en sus paredes luce combinados de elementos ornamentales egipcios y prehispánicos, también propios del mencionado estilo arquitectónico.
El entrevistado comenta que las alteraciones sufridas por la construcción con el paso de las décadas son mínimas. "En términos de estilo, le falta un poco de unidad, que puede ser producto de un trabajo de decoración mal logrado, pero tiene un 95 por ciento de coherencia".


Años de guerra

En su libro Imágenes de plata. El cine en Baja California, el escritor Gabriel Trujillo Muñoz asienta que "los años cuarenta vieron multiplicarse las salas de cine (en el estado) por el aumento poblacional interno, por la Segunda Guerra Mundial, que ocasionó la concentración de marinos, por cientos de miles, en la base naval de San Diego, y por el programa Bracero que inundó de paisanos nuestra entidad.

"El cine se volvió un espectáculo masivo donde podían convivir por igual norteamericanos y mexicanos: un rito social ineludible para una población flotante, transitoria, ávida de aventuras y romances en grande y a todo color".

En ese tiempo el inmigrante español Adolfo Curto y su hermano Eliodoro levantaron salas cinematográficas en las ciudades bajacalifornianas: el Cine Ideal y el Gran Cinema, en Tijuana, y el cine Maya de Ensenada --además de otro con el mismo nombre en San Luis Río Colorado, Sonora.

Fue precisamente durante la guerra cuando erigieron el Cinema Curto: entre 1942 y 1946. El conflicto bélico causó el retraso en la construcción, pues en esos años escaseó el acero, principal material de su estructura (de concreto armado).

El señor Aurelio Gómez Díaz, quien trabajó en la edificación de este cine --y posteriormente, hasta 1992, laboró como electricista y proyectista--, recuerda, en entrevista con el reportero: "Estaba ahí una casita de chinos, la tumbamos y empezamos a cavar los cimientos, muy hondo, como de siete pies.

"El 44 se paró la obra porque no había piedra para el techo. Estuvo parada un año. Luego le tuvieron que poner techo de madera; como el 76 la compañía (Cotsa, posterior propietaria del negocio) lo puso de piedra. Quedó muy bien".

En ese tiempo estaban en funcionamiento los cines Lux (por la avenida Morelos), Rex (donde hoy se ubica Telnor, por la calle Peritus) e Iris (en La Chinesca).


Día de fiesta

Considerado la mejor sala de su época en Mexicali, el Curto se inauguró el 15 de agosto de 1946. Esa ocasión --le contó a Trujillo Muñoz el señor Julio Torres Ballesteros, asistente de Adolfo Curto y actual representante de su heredero, José, quien reside en España-- "la gente tenía miedo de entrar al cine porque éste era muy elegante para su época. No se atrevían. Sólo se arremolinaban afuera, tuvimos casi que meterlos del brazo. Ese día, como era pleno verano cachanilla, el calor estaba altísimo y la refrigeración no alcanzaba a responder".

Fue el gobernador del entonces territorio, Alfonso García González, quien cortó el listón inaugural. Se proyectó la película Lluvia de estrellas.

El evento fue glamuroso, y así lo imaginó la periodista Gabriela Morgado, basada en un relato del proyectista Ramón Sánchez --según lo publicó en el periódico La Crónica el 1 de junio de 1992:

"Autos nuevos y usados, mujeres con fragancias lejanas y vestidos largos, collares, perlas y maquillaje vasto, hombres de solapas anchas y lustroso calzado, era la inauguración del majestuoso cine Curto.

"En la dulcería, una fuente de granito con venados le dan el toque mágico al recinto; las puertas de entrada a la sala son unas inmensas cortinas de terciopelo azul turquesa y los sillones de la entrada el albergue de los fumadores durante los obligados intermedios.

"En la galería las cosas igual que abajo, el suelo limpio y perfumado, las dos medianas puertas hidráulicas esconden las terrazas que hombres y mujeres utilizan para disfrutar del apetecido cigarro.

"La función inicia, pero antes de deleitarse con el estreno, los espectadores verán atrayentes episodios.

"Los episodios eran cortometrajes de 30 minutos sobre las aventuras del Llanero Solitario, El Gordo y el Flaco, Charles Chaplin, Harold Lloyd, Flash Gordon y otros tantos que se apoderaban de la atención del cinéfilo al igual que la propia película".

Fue un día de fiesta, recuerda hoy el señor Gómez Díaz: "El señor Curto tapó la calle (Reforma) hasta la México. Hubo cerveza, sodas, bailes, ¡una cosa muy bonita!".


La opción juvenil

"Para los cachanillas --escribió Trujillo Muñoz en su libro mencionado--, el cine no representaba sólo una diversión más. Desde la instalación en ellos de aire acondicionado se convirtieron en virtuales oasis en medio del desierto. La gente se volcaba a ellos, a pesar de que la televisión ya había surgido, para huir del calor agobiante del verano. Las multitudes se pasaban allí toda la tarde y parte de la noche y sólo salían para tomar el último camión rumbo a sus casas. Las salas de cine se volvían, así, campamentos familiares".

Fue el cine Curto el edificio que contó con la primera refrigeración industrial en Mexicali (de doscientas toneladas), según dice el señor Gómez Díaz.

"Se le metieron al principio dos abanicos de cuarenta mil pies cada uno, pero no dieron resultado. Entonces el señor Curto mandó traer a un ingeniero del otro lado para que pusiera la refrigeración. Le quedó muy bien, yo anduve ahí trabajando con el ingeniero".

Esta sala tenía capacidad para albergar cómodamente sentadas --en sus sillones reclinables-- a 1,365 personas, que se maravillaban con la contemporánea decoración art déco.

"Antes no hacían cines, hacían catedrales; eran unos edificios majestuosos", comenta hoy el señor Oscar Galindo López, propietario de la nevería Blanca Nieves que se ubica en la acera frente al Curto y se inauguró apenas dos años después de la sala cinematográfica.

--¿Se llenaba el Curto?

--¡Cómo no!, arriba y abajo, toda la galería.

En esos tiempos los boletos costaban entre 1 peso para los niños y 2 para los adultos, precio que se incrementaba los domingos a 1.25 y 2.50, respectivamente.

"Las funciones constaban de una película de estreno y una de relleno (más vieja), e incluían noticiarios cinematográficos y, cuando eran programas para niños, seriales de ciencia ficción o de aventuras", puede leerse en Imágenes de plata.

"El Curto era el centro de diversión de toda la juventud --rememora Galindo López--, porque ahí pasaban películas americanas, de Humphrey Bogart, Gregory Peck... ahí suspiraban las chamacas con sus ídolos.

"En esos tiempos era una concurrencia tremenda al cine. Era la única diversión, ¡qué televisión iba a haber! El paseo de la gente era irse al cine y ver su película. Y sobre todo que era permanencia voluntaria, y si estaba buena la película la repetías".

Las funciones iniciaban a las tres de la tarde; en una época hubo matinés para los niños, los sábados a las 10 de la mañana. "Les pasaban películas de monitos", cuenta el entrevistado.

En aquellos años era común que los artistas que visitaban Mexicali se presentaran en las salas de cine. "Yo me acuerdo que en el Curto se presentó Libertad Lamarque, nomás por decir una artista --menciona--; venían muchos cómicos, como Oscar Pulido.

"Ahí tocaban orquestas, muy suave, música estilo Glen Miller. Te estoy hablando de orquestas de 20, 25 músicos".

Pisaron el foro del Curto también Luis Aguilar, Los Churumbeles de España, Angélica María, Agustín Lara, las hermanas Águila, Chucho Martínez, José Mojica, Pedro Infante...

El actor y cantante sinaloense vino a Mexicali por primera ocasión a fines de los cuarenta y se presentó en el Curto. El señor Torres Ballesteros recordó de esta manera ese acontecimiento en plática con Trujillo Muñoz:

"Pedro llegó a Mexicali a las once de la mañana y se hospedó en el hotel Kino, junto a la línea. Llegó al cine muy quitado de la pena, con camisa negra y pantalón levis arremangado. Dijo que estaba muy cansado por el viaje. Y como había un cuartito con baño que utilizaba don Gregorio, el electricista, para descansar, pues allí metimos a Pedro Infante. 'Me levantas como a las seis de la tarde', nos dijo, sabiendo que la función suya era a las 7 p.m. 'Y me traes un vaso de leche y unas empanaditas de con los chinos', finalizó. Fue una función maravillosa. El público era muy noble y muy entregado a sus artistas".


De caché

"Hablar del cine Curto era hablar de palabras mayores --dice el arquitecto Delgado Argote--. Para muchos era el gran orgullo de Mexicali, por lujoso, por la calidad de sus películas. Era un edificio moderno, de caché, para los eventos lucidores; por eso se convirtió en una locación de época".

Algunos de esos "eventos lucidores" tuvieron carácter político. En diciembre de 1953, en sus instalaciones Braulio Maldonado Sández tomó posesión como primer gobernador constitucional del naciente estado de Baja California; como testigo, el presidente Adolfo Ruiz Cortines.

El ejecutivo estatal rindió también en el Curto sus informes de gobierno anuales, y cuando le correspondió entregar la conducción de la entidad a su sucesor, Eligio Esquivel Méndez, de nueva cuenta la ceremonia se realizó en la sala de cine.

"Si venía algún político, si venían presidentes, en el Curto hacían algún acto oficial", recuerda el señor Galindo López.

Pero la competencia le llegó al Curto a sus cinco años de vida, cuando en 1951 se inauguró el cine Cali, también con majestuosos adornos.

"Lo hicieron más bonito todavía que el Curto --cuenta el señor Gómez Díaz--. Era todo moderno: su refrigeración, la pantalla, la maquinaria".

Había ya público suficiente para que se llenaran todas las salas de cine de la ciudad, dice el entrevistado. "Hicieron ese cine grandote, el Reforma (en 1956), y se llenaba también. Es que entonces no había televisión".

El tipo de cintas que ofrecía el Curto eran del llamado cine internacional, en su mayoría de origen estadounidense. "Pasaban películas italianas, francesas, españolas --muy poquitas, porque como que a la gente no les gustaban mucho--, también de Inglaterra", recuerda el ex electricista y proyectista.

Las salas de cine libraban ya una dura batalla entre sí para disputarse el público, y se valían de variadas estrategias publicitarias: cuando en el Curto se iba a proyectar la película Sayonara, un hombre y una mujer fueron vestidos con indumentaria japonesa y paseados por todo Mexicali. Como resultado, el cine tuvo cupo lleno.

Programas de mano, anuncios en la radio y carros con altavoces que recorrían las colonias durante el día anunciando las funciones vespertinas, eran otros de los métodos de publicidad. Y también servían para el mismo fin incluso las composiciones poéticas, como ésta que publicó Francisco Bernal en la prensa mexicalense, en noviembre del 53, refiriéndose al Curto:

Cine de categoría:
cómodo, limpio y decente,
a donde acude la gente
en pos de sana alegría;
sus películas, al día;
tiene clima artificial
y Soda-Fuente especial,
café, viandas muy sabrosas,
dulces y otras muchas cosas;
y correcto personal.


Cuando el cine Lux se proponía estrenar el cinemascope y el sonido estereofónico con la película El manto sagrado, el Curto puso en cartelera The Hitch Hiker, de la directora británica Ida Lupino. Esta cinta tenía un peculiar atractivo para la población de Mexicali, pues narraba un secuestro perpetrado por el psicópata estadounidense William Cook, que la población local había atestiguado tiempo atrás y todavía comentaba.

Sobra decir que el cupo lleno se lo ganó esa tarde la sala propiedad del empresario español.


El ocaso

En esa década de los cincuenta, los dueños de los cines en Baja California tuvieron que hacer frente a sus grandes competidores del centro del país. Terminaron siendo absorbidos: en 1954, la Compañía Operadora de Teatros (Cotsa) compró los cines a Adolfo Curto.

Aunque el empresario regresó a su natal España, su familia continuó poseyendo los inmuebles y reteniendo el quince por ciento de los ingresos de taquilla. Los Curto establecieron sus oficinas en la casa que se encuentra en la segunda planta del edificio de la avenida Reforma de Mexicali, para continuar administrando unos cines que ya no eran suyos.

En 1960 Cotsa pasó a manos del gobierno federal y el negocio comenzó a decaer, pues el nuevo dueño no se interesó por la calidad del servicio. Ramón Sánchez, cácaro durante 46 años del Curto, comentó a la periodista Gabriela Morgado que el propietario original del cine "era muy cuidadoso con todo, aquí nunca faltaba papel en los baños o jabón, siempre estaban limpiecitos y perfumados, la sala no tenía ni papeles tirados, en la dulcería todo estaba arregladito, era muy diferente de como se ve ahora (cuando la sala ya pertenecía a la paraestatal)".

El señor Galindo López no tiene ninguna duda: "Cuando la familia rentó el cine ya se comenzó a ver (la decadencia); hubo muchos años buenos, pero ya de ahí en adelante empezó a decaer".

Aurelio Gómez Díaz se lamenta también de esa situación a más de cuarenta años de distancia: "Lástima que el gobierno (tomó los cines). Desde que los agarró no metió ni un cinco para arreglar los que se iban deteriorando; se fueron cayendo, cayendo".

En las décadas siguientes –según escribió Trujillo Muñoz-- dos fenómenos acabaron con los cines de Cotsa: la crisis del cine en Estados Unidos y México y el auge de la televisión.

Para recuperar a su público, las salas eligieron el camino de ofrecer películas aptas solamente para el público adulto. "Lo que empezó con las comedias eróticas italianas o francesas, se fue convirtiendo en exhibición de películas hardcore anglosajonas".

El Curto fue el principal ejemplo de esa nueva oferta. Si bien desde los sesenta ya alternaba funciones para mayores de edad con los filmes del cine internacional, desde finales de los ochenta se especializó en películas seudopornográficas, de mala calidad, con el objetivo de mantener una audiencia mínima y competir con el cine Fox de Caléxico.

El público masculino fue su principal clientela: obreros, campesinos y algunos estudiantes que en butacas ya desvencijadas, en un ambiente de olores desagradables y bajo un sofocante calor, observaban remedos del acto amoroso ejecutados en la pantalla.

Finalmente el telón se cerró. El domingo 24 de mayo de 1992 el Cinema Curto ofreció su última función. Vicios morbosos y Tan linda y en este negocio fueron las películas de despedida.

"Tuvimos que salirnos, pero nos indemnizaron a todos", dice el señor Gómez Díaz.

"Trabajé muy a gusto en el Curto --añade con nostalgia, sentado en la sala de su casa--; nos daban buenas vacaciones, buenos aguinaldos. Pero todo tiene su hasta aquí".

Publicado en el semanario Sietedías, No. 74, 12 de julio de 1998.

4 comentarios:

Dr.Adolfo Curto Perez dijo...

Don Adolfo Curto Regato, originario de Castro Urdiales Esaña, fallecion en el Mercy Hospital de San Diego el 05 septiembre 1962, fue sepultado en la Ciudad de Tijuana en donde aun reposan sus restos. Sus hermanos regresaron a España.
Dr. Adolfo Curto Perez

enrique curto dijo...

Reafirmando el comentario publicado por mi hermano nuestro padre jamas regreso a Espana los restos de el se encuentran en el cementerio de tijuana baja california.
Gracias por su investigacion y publicacion sobre el tema del Cinema Curto. Un cordial saludo.
Jose Enrique Curto Perez
Grupo Curto

Alenya dijo...

Me encantó leer sobre mi sala de cine favorita, en mis años de adolescencia vi unas películas de ciencia ficción y aventuras de niños, que ahora que las busco para que mis nietos las vean no las encuentro, quizás porque no fueron muy famosas.
Usted que tanto sabe de la trayectoria del cine, podría decirme el titulo original de estas dos películas que vi en el año de 1968, quizás el titulo lo recuerde mal, por tantos años que han pasado, pero si usted las recuerda podría ayudarme para volverlas a ver junto a mi familia, para compartirles unos tiempos inolvidables de mi adolescencia, cuando disfrute de muy buenas películas.
"Mas allá del sol"
(había otro planeta tierra al otro lado del sol)
"El caso del caballo sin cabeza"
(grupo de niños aventureros que su modo de transporte era un caballito de madera sin cabeza, y su guarida era un lugar alejado de la ciudad que un día unos bandidos lo usan para esconderse y los niños los descubren)
Fueron unas películas que se grabaron en mi mente, y siempre he querido compartirlas con mi familia.
Hubo muchísimas otras,que he vuelto a ver pero estas no las encuentro por ningún lado.
Gracias por lo que pueda hacer para volver a vivir esos viejos tiempos .
Felicidades por la historia que forma parte de nuestro Mexicali, el cinema Curto.
Saludos

Unknown dijo...

De igual forma, el cine Curto de San Luis fue la catedral del cine en esa ciudad sonorense, donde la gente disfrutaba de un excelente clima atificial y de tres o dos buenas películas. Por la fecha en que se menciona que los cines de los empresarios Curto fueron absorvidos por Cotsa (1954), deduzco que el de San Luis fue vendido el mismo año en que se construyó, pues recuerdo que empezó a funcionar en 1954 o 1955. ¿Alguien puede precisar esto?.